¿Seguiremos teniendo objetos benditos y malditos en nuestra práctica educativa? ¿Seguiremos pensando al libro como fetiche, y considerando como una pérdida de tiempo a las nuevas arquitecturas socialesde aprendizaje basadas en TICs?
Presentamos un reportaje en video, que encuentro en el muy recomendable blog Digitalistas , a uno de sus autores, Carlos Scolari, docente de la Universidad Vic de Catalunya.
El reportaje (de casi 9 minutos), realizado por la Universidad Nacional de Rosario, analiza la necesidad de las nuevas alfabetizaciones digitales y los cambios que las nuevas TICs traerán, tanto en la escuela como en sus materiales, en particular, el uso del libro como "fetiche".
Recomiendo en particular las respuestas a partir del minuto 5.
Para cerrar nuestro postulado, encontramos esta semana en el Blog de Enrique Dans una entrada titulada
¿Está tu empresa en la edad de piedra digital?. Dans es un conocido blogger, docente, y observador de los cambios en la sociedad y su relación con las nuevas tecnologías. Destaca claramente el espíritu conservador de algunas organizaciones grandes (en su caso Unilever), y las dificultades que van encontrando estas organizaciones para permanecer en concordancia con su misión (ofrecer buenos productos a sus clientes).
Transcribo el artículo en su totalidad ya que no tiene desperdicio. Más allá del impacto en los alumnos. Los fragmentos destacados en negrita y los comentarios en azul son míos.
Un artículo en Business Week, “Go ahead, use Facebook: Unilever tries bridging the tech divide“, me llama la atención sobre uno de los temas que comento habitualmente en clases y conferencias: la amenaza que supone para las compañías que su entorno tecnológico corporativo se convierta en algo que recuerda a la Edad de Piedra con respecto, sobre todo, a las percepciones que tienen colectivos como empleados, posibles nuevas incorporaciones, clientes, socios, etc.Cerramos como empezamos
Venimos mencionando reiteradamente la importancia de la percepción de la escuela como un organismo vivo, flexible, consciente de sus entorno y de los cambios que ocurren en él.
El artículo comenta lo ocurrido en Unilever, una empresa que notaba el efecto de la desactualización de su informática corporativa de una manera tan brutal, que empezaba a tener problemas de disciplina interna, sobre todo entre las nuevas incorporaciones: personas acostumbradas a mantener toda una vida digital en redes sociales, mensajería instantánea, movilidad, etc. y que de repente se veían atados a una serie de prácticas profundamente restrictivas. En algunos casos, la reputación de una compañía en este sentido puede convertirse en una verdadera rémora a la hora de atraer talento, o simplemente en una fuente de mala imagen, efecto que Unilever ha pretendido evitar nombrando a una persona responsable de “evangelizar” a la compañía, sobre todo a aquellos nacidos antes de 1985.
Si los sistemas educativos se basan principalmente en la calidad de sus recursos humanos (los maestros), es necesario reflexionar sobre esto.
El efecto de las nuevas tecnologías lleva a la creación de colectivos claramente diferenciados: mientras para unos la red resulta un complemento prácticamente indispensable en sus vidas, otros lo ven como un conjunto de extravagancias peligrosas y dignas de personas que sufren algún tipo de trastorno en sus prioridades y escalas de valores. El problema, claro está, es que mientras los primeros están en su gran mayoría iniciando su vida laboral y resultan además indispensables para entender a una parte cada vez más significativa del mercado, los segundos están en muchos casos en fases de madurez o, cada vez más próximos a la jubilación: la pura y simple evolución demográfica favorece la progresiva implantación de los avances tecnológicos implantados en los colectivos más jóvenes.
En muchos casos, las restricciones provienen de visiones del propio Departamento de Sistemas: personas a las que en muchos casos se mide por parámetros casi únicamente relacionados con la estabilidad de los sistemas son, lógicamente, conservadores por naturaleza, porque toda novedad es susceptible de perjudicar a la misma.
Nos recuerda inmediatamente a las dificultades que enfrentan las escuelas y docentes para reinventarse y nos surge una comparación entre los Departamentos de Sistemas por un lado, y algunos liderazgos institucionales, por el otro.
Visiones estrechas de las tecnologías de la información, muchas veces impulsadas por una alta dirección convertida en “generación perdida”, que entienden la tecnología como un recurso que solo puede ser utilizado para la labor productiva, negando la evidencia de que el trabajador es una persona que se informa, que se relaciona y que no se limita a pensar exclusivamente en el trabajo las ocho horas que se le supone dedicado a él.
Directivos anclados en los oscuros tiempos del más ferviente taylorismo. Empresas que, como en esta noticia de anteayer en El Ideal de Granada, limitan el acceso a Internet de sus empleados “para que no pierdan el tiempo navegando”, censuran páginas concretas, o monitorizan las actividades de sus empleados en la red haciendo pagar a justos por pecadores, y dando lugar a un negativo clima de desconfianza que en nada ayuda a las relaciones laborales, a la captación de talento o a la imagen de la empresa en general. La dirección de las empresas se justifica diciendo que combate los abusos, que los hay como en todo, pero… ¿justifican esos abusos el establecimiento de esa especie de “ley marcial”, de un clima de restricción generalizado?
¿Está tu empresa en la edad de piedra digital? ¿Te censuran, te vigilan o te sancionan de manera injustificada en función de tu relación con la tecnología? ¿Puede un “nativo digital” aspirar a sentirse cómodo en tu empresa, o se vería como si lo hubiesen soltado de golpe en medio del Paleolítico? ¿Qué elementos percibes en la política tecnológica de tu empresa que te llevan a pensar que está diseñada por trogloditas tecnológicos?
¿Está tu escuela en la edad de piedra digital? ¿Te critican de manera injustificada en función de tu relación con la tecnología? ¿Puede un “nativo digital” aspirar a sentirse cómodo enseñando o aprendiendo en tu escuela? ¿Qué elementos percibes en la política de tu escuela que te llevan a pensar que está diseñada por trogloditas tecnológicos?
¿Seguiremos teniendo objetos benditos y malditos en nuestra práctica educativa? ¿Seguiremos pensando al libro como fetiche, y considerando como una pérdida de tiempo a las nuevas arquitecturas sociales de aprendizaje basadas en TICs?
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2 comentarios:
Guillermo:
Qué interesante tu artículo y la entrevista con Carlos Escolari. Me permito reflexionar acerca de las preguntas acerca de la escuela, aclarándote para lo que leas en adelante, que soy analista de sistemas, docente de informática desde hace 18 años, y curso una Diplomatura en FLACSO en Nuevas Tecnologías, he trabajado en escuelas privadas y actualmente para escuelas del GCBA, ahora si te respondo:
¿Está tu escuela en la edad de piedra digital?
Y yo te contesto: LAMENTABLEMENTE SI
¿Te critican de manera injustificada en función de tu relación con la tecnología?
Si bien no me siento criticada, me siento INCOMPRENDIDA, todo para los de afuera, docentes-directivos y alumnos (en menor porcentaje) es un ah! Que viva… vos porque estás en esto, y creo que, viéndolo desde el lado educativo, es más un problema al que no se le da la importancia que debería tener, un problema que se “tira” para otro lado, como que no le compete a nadie.
¿Puede un “nativo digital” aspirar a sentirse cómodo enseñando o aprendiendo en tu escuela?
Y en este punto tengo que responderte que NO, al menos en lo que al Estado se refiere.
¿Qué elementos percibes en la política de tu escuela que te llevan a pensar que está diseñada por trogloditas tecnológicos?
Y aquí puedo responderte que desde lo educativo, la informática y las nuevas TIC’s incorporadas en los últimos años a la educación, SON TIERRA DE NADIE.
Primero porque no existe un esquema, un programa oficial que las incluya y articule en el área educativa. Un docente de Informática en una escuela privada da lo que quiere, o lo que sabe, porque los docentes y directivos no entienden anda, porque no están preparados y este tema para ellos es simplemente un tema de “MARKETING” en la mayoría de los casos.
Ahora bien, en el Estado el problema se agudiza. Primero porque las escuelas públicas se nutren de computadoras que las Asociaciones Cooperadoras a duras penas pueden adquirir y que en general son bastante obsoletas y difícil de actualizar y/o reponer con mejores. En la CABA, el gobierno proveyó de computadoras a una gran cantidad de escuelas en el año 96 y se olvidó del tema. Hace un par de años comenzó una renovación del parque informático que va a paso de tortuga. Trabajo en dos escuelas con viejas Epson 5600, con discos de 1MB y 32Mb RAM (¿hace falta explicar mas?) Y de Internet… mejor ni hablemos, si hay, es por voluntad de las Cooperadoras que pagan la conexión que el presupuesto les da.
Entonces me atrevo a decir que la política no es de la escuela, la política es del ESTADO, que se la pasa reconociendo que las nuevas TIC’s tienen que estar presentes en todos lados y en el ámbito educativo por sobre todas las cosas PERO NO HACEN NADA. Así que yo pienso que los trogloditas tecnológicos, son ellos.
Por otro lado tampoco ellos toman conciencia que el Educador Tecnológico es sumamente necesario en este proceso para poner en marcha una educación que incluya las Nuevas Tecnologías para ser trabajadas transversalmente con el resto de las áreas en todos los niveles de la educación obligatoria. Y esto viene a colación de que, según mi humilde entender, el maestro es el maestro; el director, el director; inglés: muy necesario desde jardín y me parece excelente que lo hayan incluido en la currícula escolar pero cada uno a su tarea… y nosotros (los educadores tecnológicos) ¿Dónde estamos en el sistema educativo?
Yo te respondo: AFUERA. ¿Cómo puede ser que exista la carrera oficial de Educador en Informática y la materia no exista?
En la CABA funciona desde hace 20 años un programa que brinda a las escuelas el servicio de informática, al principio a contraturno, ahora en horario escolar, y creéme que con esas Epson 5600 con 32 Mb de Ram y discos de 1 MB hacemos MAGIA, algunos pocos hacen mejores trucos (son los que tuvieron la suerte de que les renovaran las máquinas) pero así y todo en la currícula… NO ESTAMOS, nos tienen en una planta transitoria, renovando nuestros contratos cada 31 de diciembre (con suerte y viento a favor).
Ahora retomo un párrafo de tu texto:
“Si los sistemas educativos se basan principalmente en la calidad de sus recursos humanos (los maestros), es necesario reflexionar sobre esto.”
Los docentes ya recibidos o recién recibidos no tienen durante sus estudios ningún tipo de preparación en Nuevas Tecnologías y, si bien no lo apruebo (en definitiva porque no será su función frente a un grupo), deberían estar al menos informados y preparados para enfrentar a los “nativos digitales” con los que van a trabajar en el aula.
Entonces me pregunto y te pregunto… ¿Esta es la educación a la que se aspira para el semillero del futuro? ¿Que esperan? ¿Qué hacen?
Creo que en algún punto del sistema hay una pinchadura por la cual se está escapando un objetivo muy importante: “La integración de las Nuevas Tecnologías de la Información y la comunicación, en forma efectiva, programada y transversal con todas las áreas del sistema educativo, y dentro de la currícula”.
Diana
Diana:
Descarnada radiografía del sistema (y de los traumas que sufren los "díscolos" que quieren cambiarlo en serio).
Sin embargo estoy convencido que los cambios a nivel sistémico demorarán décadas. Creo que hay que formar redes a nivel de jurisdicción, con los docentes amigos, y darle para adelante.
Y seguir trabajando con los chicos, que serán los que tal vez cambiarán las cosas...
La escuela es un hueso duro de pelar.
Afectuosamente...
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