Encontramos un artículo de los docentes Ismael Peña, César Pablo Córcoles y Carlos Casado de la Universitat Oberta de Catalunya, llamado "El Profesor 2.0: docencia e investigación desde la Red" (enlace). En los autores hacen un análisis acerca de los impactos de las NTICs y de la Sociedad de la Información en la tarea del docente universitario.
Si bien no todos los docentes (mucho menos fuera de la Universidad) deben realizar investigación y publicaciones periódicas, nos permitimos pensar que ciertas problemáticas están siempre presentes en la labor docente. Entre otros el espacio de trabajo, el marco teórico desde el cual uno realiza su tarea, la competencia (con el colega, con otra escuela, con la percepción comunitaria y la autorrepresentación), la supervisión (o la falta de ésta) de las decisiones propias, el aislamiento de "la clase", son líneas de reflexión constante del docente.
Los autores mencionados parecen es su artículo dar fundamentos al postulado del tercer espacio (Internet), como un punto de apoyo desde el cual se podría "palanquear" una aproximación distinta a la cotidianeidad del enseñante:
Las herramientas web 2.0 y, sobre todo, la actitud que suponen invierten la tendencia que parecía manifestarse en el mundo académico de una menor colaboración entre colegas, debida a la presión por publicar y la competencia surgida del endurecimiento de los conceptos de propiedad intelectual.
(...)
La digitalización del cuaderno de campo, la web como plataforma, la revisión por pares en tiempo real, etc., conforman un nuevo terreno de juego con todas las cartas a la vista. Y más importante, no sólo contenidos y aportaciones científicas son públicos: su gestación, la interrelación entre autores, los flujos de conocimiento son también trazables mediante los historiales de las páginas, los pingbacks y trackbacks, las redes sociales, los contenidos sindicados, agregados o comentados, la valoración social –implícita, con herramientas ad hoc, y explícita, por las métricas de las páginas web– y toda una Red de interrelaciones entre humanos y computadoras.
Esta conexión entre expertos y saber conforma lo que podríamos llamar una web constructivista, en el sentido que el conocimiento ya no fluye unidireccionalmente, sino que se construye de forma que todos y cada uno de los componentes de la Red son recursos que cada usuario puede aprovechar para sí, para construir su propio conocimiento y revertirlo a la Red para que se convierta en recurso de los demás. En el fondo, como ya se ha dicho, esto siempre ha sido así: la Red únicamente incrementa la velocidad y da una creciente eficiencia y eficacia a los logros del investigador.
Agregamos otro planteo interesante, del mismo texto, en lo referente a la validez de las fuentes, "dedicado" a los monjes negros de la investigación en la Era Industrial, una oligarquía interesante para analizar, en particular en su versión Latinoamericana.
Las preguntas que surgen son, del mismo modo, también las habituales, aunque cambiadas de lugar: ¿Quién acredita, pues, unos contenidos o un sitio web? ¿Cómo se garantiza una autoría en este protocontenido académico? ¿Es una cuestión de confianza,de buena fe o incluso de una apuesta de futuro incierta?
En absoluto. Estas dudas –razonables– se deben única y exclusivamente al desconocimiento del medio, a no saberse manejar en un nuevo entorno. Al igual que la vida de papel, la Red dispone también de herramientas para ayudar a valorar la información encontrada. La diferencia es que, en términos estadísticos, pueden
llegar a ser mucho más válidas, ya que los evaluadores son toda la población y no una muestra.
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Guillermo Lutzky